domingo, 31 de julio de 2011

Cine

Ayer quise ir al cine. Imposible decicirme entre Los pitufos,Cars 2, Harry Potter y Resacón en Thailandia. Ya sé que no vivo en una ciudad con una oferta cultural tan amplia como Madrid o Barcelona pero últimamente solo consigo ir al cine una vez al año a ver la película de Woody Allen. Por cierto, la última Midnight in Paris, que sí muestra París, no como ocurrió con Barcelona que parecía camuflada, es una película diferente. Es Woody Allen, sí, pero es algo más, es retomar el París que hemos estudiado y mostrarlo con sensibilidad y belleza. La cultura parisina vista por un norteamericano entusiasmado con París. Ponemos a una española y ya me tenéis de protagonista.
No es la última que he visto, he de comentar la película que hizo Emilio Estévez sobre el Camino de Santiago con su padre como protagonista The way. Tiene de negativo que muestra una España irreal, con unos albergues y hospitaleros tan pintorescos como inexistentes, al menos tras cuatro caminos distintos puedo decir que nunca me he encontrado con algo así. Lo positivo es que sabe recrear el ambiente de camaradería que se va gestando a lo largo del camino entre personas de distintos lugares y sin nombre,al menos sin apellidos. Lo que nos une en el camino es lo que vivimos, lo que compartimos, lo que sufrimos y eso es un vínculo más fuerte que el que sientes con otras personas con las que coincides habitualmente en tu vida.
Echo de menos el buen cine, cuando ponen en televisión algún clásico, como Arsénico por compasión, etc, se me pasa el tiempo volando a la vez que disfruto con los diálogos. ¿Volverá? o ¿tendremos que conformarnos con una industria que solo lleva a pantalla grande películas insulsas que diviertan a los jóvenes con botellones en pantalla mientras se reponen de los reales? Yo me niego, mientras no vuelva el buen cine yo no pisaré una sala.