domingo, 7 de agosto de 2011

Domingos de agosto

Nunca me han gustado los domingos. No sé por una extraña razón tienen más de final de algo que de día festivo y a pesar de que duran lo mismo que cualquier otro día yo siento que no es así y que por alguna razón encogen y se me hacen más cortos. Tal vez sea porque no madrugo... o, simplemente, porque en el fondo voy con la idea de que se acaban enseguida, pero lo cierto es que no me cunden.
Este verano lo dedico a trabajar en mi tesis y, claro, los domingos me cunde poco. Aunque tengo que decir que trabajando se me hacen algo más largos, pero igual de tristes. Saber que algo acaba siempre apena.
En fin, otros asuntos me apenan más y esos no se suelen acabar igual de rápido que un domingo.
Por suerte, estoy de vacaciones, bueno, vacaciones de oficina, aunque mi horario semanal trabajando en mi tesis supera mi horario habitual. He de decir que trabajar en algo que me apasiona es un placer y todas las horas que dedico son pocas, aunque, sí, a veces me canso, como todos.
Me gustaría que mi trabajo me estimulase tanto como la investigación, y es una pena que no me toque una primitiva para poder dedicarme a ello, en fin, en otra vida...tal vez.
De todas formas reivindico los domingos como los verdaderos días de descanso, en los que pensando en que se nos acaba el asueto, somos capaces de disfrutar del relax algo más que el sábado, ese día en que hacemos todo lo que no podemos hacer por la semana.

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